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Esta exposición nos emprende un viaje insólito, de gran interés: un viaje a través del tiempo y por diversos espacios humanos. Se centra en las representaciones de la cabeza en África Central y Occidental, con alrededor de 300 piezas, que data del siglo VI a.C. C. hasta finales del siglo XIX y principios del XX. Además, se presenta en varias vitrinas un importante conjunto de documentos y libros que nos ayudan a contextualizar lo que vemos. El título, metamorfosis del serEs una excelente síntesis de lo que podemos observar, de las diferencias, modificaciones y cambios en las representaciones de la humanidad en contextos culturales muy lejanos al nuestro.
La curaduría la comparte un reconocido antropólogo e historiador del arte belga, francisco neyty crítico y teórico de arte español Sergio Rubira. Este es un tema de gran importancia, ya que la antropología y la historia supieron ubicar con precisión las funciones y significados de las piezas seleccionadas, y desde una visión artística actual la presentación estuvo excelentemente articulada.
Sintetizando una perspectiva geográfica e histórica, la exposición se organiza en tres secciones: Nigeria y Camerún, África Occidental y África Central, con la gran diversidad de grupos étnicos que se ubican en estas áreas geográficas. El núcleo es la representación de diversas identidades con figuraciones de cuerpos y máscaras, dando especial énfasis a la cabeza. La mayor parte de lo que vemos son piezas escultóricas de mediano o pequeño formato realizadas con los más diversos soportes materiales: terracota, bronce, madera, piedra y fibras vegetales.
Djenné Maternidad (pareja abrazada sentada), s. XII-XVI
Lo que estas representaciones corrigen son pautas de identidad, diferenciando lo masculino y lo femenino, así como toda una diversidad de creencias cuyo significado, inscrito en las piezas, fue planteado y compartido en rituales y actividades cotidianas. El uso de máscaras fue muy importante, siendo utilizado con mayor frecuencia por los hombres, pero también por las mujeres, especialmente en los rituales de iniciación. También podemos ver en algunas piezas cómo lo femenino se asociaba con la maternidad y, en un caso concreto, las “muñecas de la fertilidad”, las mujeres las utilizaban desde pequeñas hasta convertirse en madres.
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Algunos también están presentes rasgos animales, también utilizado para establecer identidades y roles en grupos humanos: los cuernos de antílope, la cabeza de un pájaro emplumado o la cabeza de un toro. Los pequeños altares, las miniaturas con su carácter transportable y una pequeña selección de peinetas y peinetas que documentan una tradición social y estética llaman la atención por su carácter sintético.
Las piezas recopiladas, con su carácter y significado específico, nos transportan a diferentes contextos de culturas y tradiciones africanas donde lo que hoy llamamos arte no tenía presencia.
Bueno, todo esto lo vemos, ¿dónde y cómo se ubica? Por supuesto, las piezas reunidas tienen gran relevancia e intensidad expresiva, pero ¿se pueden ubicar en el arte, hablando de “arte africano”, como es bastante común decir? En mi opinión, no. Las piezas reunidas en la exposición, con su carácter y significado específico, nos transportan a diferentes contextos de culturas y tradiciones africanas donde lo que hoy llamamos arte no tenía presencia.
El primer paso que se debe dar para profundizar en lo que tenemos ante nuestros ojos es que No estamos en lo que a veces se describe sin más como “arte africano”.. Lo que hoy llamamos arte, articulando el alcance plural de las diversas disciplinas artísticas, surgió como un descubrimiento cultural en la antigua Grecia, cuyos inicios pueden situarse alrededor de los siglos V-IV a.C. C., cuando se estableció una profunda conexión entre palabras, sonidos y representaciones visuales, expresada con la fórmula “téchne mimetiké”, que literalmente significaba la capacidad o conocimiento de la representación sensible.
Máscara iniciática que representa un personaje femenino, s. XX
Las traducciones posteriores de mimesis como imitación, del término latino, han sido muy reduccionistas. Porque a lo que nos lleva el concepto de representación sensible es a un plano distinto al pragmático o teórico que también se abrió en ese contexto cultural como es la filosofía-ciencia. Lo decisivo es que se haya considerado una representación sensata una manera de adquirir conocimiento y placer a través de la elaboración y transmisión de formas en sus diferentes planos sensitivos y conceptuales. Esto abrió el camino a lo que todavía hoy llamamos arte, con toda su intensidad y variedad…
Evidentemente, aunque las piezas recopiladas no son en su origen y concepción exactamente obras de arte, lo que podemos hacer es acércate a ellos con nuestra visión artística, configurados en el tiempo y en contextos culturales tan diferentes a aquellos donde se produjeron estas piezas. Y la verdad es que con esa mirada de atención y diálogo lo que emerge es el aliento de la bellezaalgo decisivo a un nivel humano más amplio que el del arte, y que tiene un nivel excelente en estas representaciones de las identidades africanas.
Con todo esto, con el intensidad profunda De estas variaciones africanas en torno a las metamorfosis del ser, surge la necesidad de valorar y cuidar todas las expresiones de la gran diversidad de tradiciones de representación sensible que es una de las raíces centrales de la extraordinaria riqueza múltiple del patrimonio cultural de la humanidad. Excelente exposición, no te la pierdas.
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