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En las últimas décadas, Artemisia Gentileschi (1593-1654) se convirtió en un icono tan poderoso como Frida Kahlo para la historia y las expectativas futuras de las mujeres. Sin embargo a pesar la reivindicación de su figura y su obra irrumpe con la nueva historiografía feminista del arte Hace medio siglo, aún queda mucho por saber sobre este pintor, el primero en ingresar en la Academia Florentina de Dibujo y cuya carrera se desarrolló en las principales ciudades de Italia: Roma, Florencia, Venecia y Nápoles, desde 1630, de donde partió. en 1638 viajó a Londres para ayudar y terminar el trabajo de su anciano padre. oración gentileschi una vez fallecido, regresando dos años después a Nápoles, donde terminará su vida.
Precisamente, el escenario napolitano –con la subsección londinense– fue el más conocido, lo que dio lugar a los proyectos de las dos primeras exposiciones en ambas ciudades que trabajaron en colaboración desde el principio.
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Después de que en 2020 se celebrara en la National Gallery de Londres la exposición con veintinueve lienzos del pintor -lamentablemente, en plena pandemia, con visitas limitadas y que estuvo abierta sólo seis semanas-, la gran exposición de Artemisia Gentileschi en Nápoles.
Con excelentes piezas recuperadas y luego un gran avance en la investigaciónEn el que la contribución del Archivo Histórico Napolitano fue decisiva, la exposición permite, entre otras cosas, precisar el funcionamiento de su exitoso botteghacon asistentes especializados para arquitecturas (Viviano Codazzi) y paisajes (Domenico Gargiulo).
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Artemisia Gentileschi: 'El triunfo de Galatea'. Galería Nacional de Washington
No menos relevante es la contextualización de la obra de Artemisia con los principales artistas, como estación, cavallino Es palumbo con quienes colabora, y con las tendencias estilísticas en boga en la ciudad que, recordemos, era entonces virreinato de la corona española, la ciudad más poblada de Italia y la segunda de Europa, después de París, con una pujante vida cultural. .
Artemisia Gentileschi llega a los treinta y siete años, precedida de fama y ya como una gran maestra pero con la misma capacidad de adaptación a los gustos y mecenas locales que había practicado en otras ciudades. En Nápoles, mientras atempera su naturalismo con cierto clasicismosigue sorprendiendo con sus atrevidas composiciones, sus brillantes colores, sus cultos detalles iconográficos y su virtuosismo táctil en objetos y tejidos.
Con un diseño museístico elegante, teatral y solemne, la visita recuerda la conexión entre esta exposición y la de la London National Gallery
Esta exposición, por tanto, alejada de los siniestros y traumáticos acontecimientos de su adolescencia –su violación y posterior juicio–, a partir de los cuales Artemisia se consagraría como una de las mujeres más independientes y atrevidas de su tiempo, y con casi medio centenar de cuadros, la mitad de que son de Artemisia con notables préstamos de Europa y Estados Unidos, se centra en estudiarla como una de las grandes maestras de la pintura barroca, contemporáneos de nuestra Edad de Orocomo Velázquez, a quien conoció en 1630 en el viaje del pintor desde Roma a la ciudad napolitana.
Esta conexión con España está muy presente, desde su llegada a Nápoles en 1630, huyendo de la peste en Venecia por invitación del nuevo virrey. Fernando Afán Enríquez de Ribera, III duque de Alcalá, a quien conoció en Roma y que ya había adquirido tres de sus obras en 1925-26. Además de su sucesor, Manuel de Acevedo y ZúñigaEl conde de Monterrey, ex embajador en Roma –que había encargado Hércules y Omphale para Felipe IV en 1628– en Nápoles incluiría a Artemisia en las obras para el ciclo vital de San Juan bautista al Palacio del Bom Retiro de Madrid.
[Artemisia Gentileschi, el espíritu de César en el alma de una mujer]
También debido a su influencia, trabajaría en la renovada catedral de Pozzuoli junto a los artistas más destacados de la ciudad. Un mecenazgo que no impedirá al pintor continuar con encargos para la élite de los coleccionistas italianos y europeos, atrayendo al mismo tiempo a los mejores mecenas locales.
Con un diseño de museo elegante, teatral y solemneEl recorrido comienza recordando la conexión entre esta exposición y la exposición de la National Gallery de Londres, con la Autorretrato como Santa Catalina de Alejandríaadquirida por la galería británica en 2018 y perteneciente a la época florentina, de la que en la exposición se harán eco otros autorretratos del pintor.
A continuación, comparando el Cristo bendiciendo a los niños de la mano del pintor junto con otros lienzos caracciolo, Guido Reni Es baglion perteneciente al Apostolado del III Duque de Alcalá, donado a la Cartuja de Sevilla en 1929, junto con otra escena de Cristo realizada por su padre, Orazio Gentileschi.
Una comparación de temas religiosos con finalio, Juan Rica, guarino y Ribera que sigue con un fantástico Aviso hecho poco después de llegar a Nápoles para la infanta María Ana de Habsburgo.
Además, un excelente ejemplar de época del Nacimiento de San Juan Bautista, perteneciente al Museo del Prado, donde Artemísia hace gala de sus buenos modales, vistiendo a las mujeres como napolitanas; y los lienzos monumentales de San Gerónimo Es santo proculopatrón de la ciudad con su madre Nicea, a la catedral.
Artemisia Gentileschi: 'Autorretrato como Santa Catalina de Alejandría'. Galería Nacional de Londres
En el ámbito de la devoción privada destacan otras dos versiones de Santa Catalina de Alejandría, y el pequeño óleo sobre cobre, el virgen del rosariopertenecientes a nuestro patrimonio nacional.
Por supuesto, también en Nápoles sigue habiendo representación de Historias bíblicas y mitológicas protagonizadas por heroínas y mujeres fuertescomo Judith y su sirvienta Adra –aquí, en dos versiones, la obra maestra del Museo di Capodimonte y otra recientemente adquirida por el Museo Nacional de Oslo–, Dalila, Susana, Betsabé, Cleopatra, Corisca y Galatea.
Iconografías con las que ya sería conocido en Roma y Florencia, pero que en este período napolitano están lejos del patetismo traumático de sus inicios para afirmar el coraje de estas figuras femeninasque rechazan y reprenden a sus agresores, como ocurre en ambas versiones de Susana y la viejao burlarse directamente, como en Corisca y el sátiroexpresar su superioridad moral.
Y suelen aparecer actuando con otras mujeres, como Dalila, aquí junto a una excelente versión de la pintora napolitana. diana di rosa (1602-1643), que añade también un secuestro de europa, entre la veintena de obras reconocidas de su autoría. Es de esperar que futuras investigaciones avancen en las relaciones entre estos dos pintores con intereses tan cercanos.
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