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Hace unos años, el artista danés Olafur Eliasson colocó frente al Ayuntamiento de Copenhague varios bloques de hielo traídos directamente desde Groenlandia, que se derritieron en vivo y en tiempo real, ante la mirada atónita de los transeúntes. La obra, reloj de hielono requirió mucha traducción: cada año, El deshielo avanza irreversiblemente en nuestro planeta.
Conocemos bien la teoría. Los glaciares están en peligro de extinción debido al calentamiento global. El nivel del mar aumenta, las inundaciones aumentan y el agua escasea. El trabajo de Natália Castañeda (Manizales, 1982) no es ajena a esta realidad, a la que aborda añadiendo a la muestra matices arqueológicos y autobiográficos. raíces y futuroutilizando todo tipo de soportes –dibujo, pintura, instalación…–, entre los que destaca el vídeo.
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A exposição está dividida em três secções que nos questionam sobre as questões fundamentais da nossa existência –Quem somos nós?, De onde viemos?, Para onde vamos?–, e é no final do percurso que encontro o Trabalho que faz mais sentido para todo el conjunto. En video cuerpo glaciar (2022) nos habla de las montañas colombianas y los pirineosapoyado en un collage de imágenes y testimonios de expertos reunidos en un documental de mesa, como si estuviéramos viendo la pantalla del ordenador abriendo y cerrando ventanas. Entre las imágenes de hielo, nubes y ríos, y entrevistas con científicos, también hay notas de la artista escritas en un documento de Word en las que hace preguntas en un intento de “mapear los extintos”.
En todas sus obras hay varias capas de lectura. A las bellas imágenes y entrevistas con científicos se suma la voz del artista.
en todas sus obras Se acumulan varias capas de lectura. lo cual Castañeda enfatiza con su voz. En Entre el volcán y la ladera (2022) es ella quien describe un recorrido más subjetivo por la montaña, con imágenes, a veces invertidas, proyectadas sobre dípticos, palmeras, paisajes verdes, páramos y picos nevados. Tu voz también marca el ritmo mirar dentro (2019), donde especula sobre la figuras prehispánicas de la cultura quimbaya y establece un paralelo entre el expolio de sus suntuosos tesoros funerarios y las fisuras del entorno.
Las montañas vuelven a aparecer en los dibujos de la entrada, como notas en cuadernos y en panoramas expuestos en una vitrina. Y aquí no falta el sexto elemento de la naturaleza, que no es otro que la acumulación de desechos humanos, bolsas, botellas y embalajes de plástico, que el artista traslada a las piezas cerámicas.
Con un pie en Barcelona y el otro en Bogotá, vimos a Natalia Castañeda en España en la galería Isabel Hurley y en el MEIAC de Badajoz, de donde proviene esta exposición que forma parte del proyecto. La expresión iberoamericana comisariada por José Jiménez. También completa el rompecabezas de las exposiciones temporales del Museo Nacional de Antropología que investigan la conexiones entre arte y antropología. Por aquí pasaron el año pasado (aún en sus habitaciones) Miguel Ángel Blanco, Miguel Ángel García y Daniel G. Andújar. El tema llega lejos.
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